Es muchísimo más común de lo que piensas elegir el color que crees que es perfecto para tu marca, aplicarlo en todos tus diseños y luego darte cuenta al imprimirlo que para nada es igual a lo que veías en tu pantalla.
Elegir una paleta de colores para una marca es un trabajo muy complicado, ya lo sabes. Lo que muchas veces se nos olvida es cómo vamos a usar esos colores. ¿Solo van a estar en mi web?, ¿voy a imprimir tarjetas de visita?, ¿estará en la fachada de mi negocio?
Puede que para alguien ajeno al diseño resulte un poco lioso, pero hay más de un modo de color y muchas veces lo que veas en tu pantalla no se parecerá en nada a lo que imprimas, pero es una circunstancia con la que los diseñadores tenemos que pelearnos constantemente.
Generalmente, se utilizan 3: CMYK, RGB y Pantone.
CMYK
Son las iniciales de Cyan, Magenta, Yellow y Key (negro). Se corresponden con la proporción de cada tinta al imprimir, ya que son los pigmentos necesarios para obtener cualquier color.
Es el estándar al imprimir y con el que deberías trabajar si quieres que tu trabajo se centre en el material físico.
RGB
Son las iniciales de Red, Green, Blue. Los tres colores que usan las pantallas para emitir imágenes a color.
Es, evidentemente, el modelo más usado para el diseño digital y se puede expresar tanto en proporciones: R0 G178 B169; como en hexadecimal: #00B2A9, dependiendo del uso que le vayas a dar.
Pantone
Pantone es un sistema de clasificación de colores que con el paso del tiempo se ha convertido en el estándar. Esta clasificación no emplea las proporciones como las anteriores, sino que se refiere a los colores según su propia numeración. Por ejemplo, el color que antes hemos nombrado es el Pantone 326C.
Puedes comprar una carta de color desde 543 colores hasta los miles que tienen clasificados. En ella ya vendrá su equivalencia en CMYK para que veas la diferencia y puedas trabajar con esa referencia en tu ordenador.
Saber exactamente de qué color Pantone quieres que sea el color que vas a imprimir te ayudará a que el resultado sea el más cercano a lo que tienes en tu cabeza.
Eso sí, ¡recuerda que cuando veas el color que debes imprimir puede que en tu pantalla no se parezca en nada a lo que saldrá!
Pero aquí no se terminan los problemas. Imprimir tu diseño no solo trae el dolor de cabeza de que los colores sean los que estás viendo en tu pantalla.
Muchas veces también vienen otros problemas cuando pasa a tener un espacio físico. Puede que la separación de las letras no quede tan bien como tú pensabas. Puede que el papel o el material sobre el que imprimas altere el color demasiado, o que te des cuenta de que necesita más márgenes, o puede que, simplemente, al contemplar tu diseño en un tamaño superior o inferior al de tu pantalla veas que no te gusta tanto como esperabas.
Puede ser por muchas razones. Así que haz impresiones de prueba siempre que puedas. Puede ser un engorro, sin embargo, la traducción de digital a físico no siempre es fácil. Y cuantos más problemas acumules por no tener esto en cuenta, más difícil será corregirlos todos a la vez.
Espero que este contenido te haya servido para tus futuros trabajos y haya resuelto tus dudas sobre CMYK, RGB y Pantone. Pero si sigues teniendo alguna, pregunta sin miedo en la caja de comentarios 🙂