El agua corriendo, como el tiempo que pasa, como se escurren las letras entre los dedos de Adrian Frutiger. Así empieza el documental «El hombre de blanco y negro» realizado por Christoph Frutiger y Christine Kopp sobre la vida de un hombre dedicado a la tipografía que nos invitó a ver nuestro profesor de tipografía del Máster Universitario en Artes Gráficas de la Universitat Politècnica de València, José Luís Martín Montesinos.
Tenía muchas ganas de verlo y difrutarlo. De hecho, durante mucho tiempo utilicé la Univers y la Avenir como unas de mis familias tipográficas favoritas para mis diseños gráficos.
Fotografía extraída de UnosTiposDuros
«Nunca me cansé de mi trabajo». Cuánta importancia tiene esta frase en la actualidad. Creo que es la base, o mejor dicho, el fundamento para la realización de cualquier trabajo pero más aún en el mundo creativo. Me parece interesantísimo su estudio de escrituras de otras culturas. Tras mi estancia en China durante tres años, la escritura China se ha convertido en un mundo fascinante para mí. Porque detrás de un montón de trazos, siempre se esconde un sentido. Encontrar este sentido es todo un reto y al mismo tiempo una satisfacción.
Resulta cuanto menos curioso que Frutiger fuera un emprendedor, palabra que parece que se haya puesto actualmente de moda y que creo que no debemos olvidar que se ha emprendido durante toda la vida… recordad los oficios y los aprendices, los creativos, etc.
Creo que en la vida todas las experiencias, buenas y malas, nos marcan y nuestro trabajo también se ve marcado… lo que podríamos afirmar es que nos realizan. Es increible cómo siempre existe un momento en el que la balanza de la vida vuelve a estabilizarse. Parece que llega un momento en el que Adrian Frutiger lleva más allá el diseño tipográfico, lo extrapola a creaciones gráficas en blanco y negro, donde juega con los espacios, con el positivo y negativo, basándose siempre en formas de la naturaleza, como origen, presente y futuro, es decir, como una línea contínua. ¡Qué importante es la línea contínua! Esa línea sin inicio ni final, que siempre vuelve al origen, como Frutiger en sus diseños de tipos. No deja de ser curioso cómo de diferentes parecen las letras de la Univers a los jardines primaverales de Frutiger. O los símbolos a color que realizó en sus últimos años, a las letras en blanco y negro de sus inicios. Creo que este momento fue una salida a la necesidad de nuevas formas de expresión, como diríamos coloquialmente “sacar lo que llevaba dentro”.
Fotografía extraída de Graffica.info
Aún así, como cuando el sol se pone y llega la oscuridad de la noche cada día, Adrian Frutiger seguirá siendo el hombre que le gustaba ser, el hombre blanco-negro.