A finales de 2016 mi amiga Carmen me comentó que quería crear una empresa con una chica americana que era muy maja. El objetivo era más o menos simple, ofrecer a los clientes todo lo necesario para lanzar su web en ocho semanas. Kay Fabella se encargaría del storytelling y el copy, yo del diseño de la marca y Carmen de crear la web. Sin que el cliente fuese a bandazos de un profesional a otro y creando para nosotras un ambiente de trabajo ideal.
No os contaría la verdad si dijera que me venía muy bien este nuevo proyecto. En esa época hacía malabares con mi tiempo, intentando compaginar mi trabajo en la universidad, dar clases en Idecrea y mis propios encargos. Probablemente el aceptar más trabajo no era la decisión más recomendable, pero menos mal que es la que tomé.
Desde ese momento no he parado de aprender. A trabajar de una forma diferente, a distancia, usando conceptos nuevos y muchas veces confusos, y sobre todo, aprendiendo sobre el trabajo de mis compañeras.
Durante estos meses he conseguido enamorarme de esta marca y he intentado transmitirlo en cada uno de mis diseños, ya que por suerte me ha hecho trabajar sin parar. Y digo por suerte porque a pesar de que la docencia es una de mis vocaciones, empezaba a ocupar gran parte de mi horario laboral en vez de compaginar éste con mi necesidad de crear.
Es toda una experiencia diseñar en un ambiente en el que sabes que se va a sacar el máximo partido a tu trabajo. Tener un mensaje claro con el que diseñar y ser consciente de que todo lo que crees va a ir a una plataforma hecha con mimo y teniendo en cuenta la visión que tú has plasmado en esa marca.
Trabajar en Brand in a Bottle
Muchas veces los diseñadores nos frustramos porque a pesar de poner lo mejor de nosotros, se ignoran las indicaciones que damos para el uso adecuado de los materiales. Luego terminamos viendo nuestro diseño en una web que no lo aprovecha, en tarjetas que no respetan las tipografías que tanto nos ha costado elegir, en banners que ignoran completamente la identidad de la marca…
Rodearse de profesionales que te entienden, te preguntan tu opinión sobre cómo usar adecuadamente los diseños y, en definitiva, crean una plataforma que te enorgullece mostrar no puede ser más satisfactorio.
Y esto se refleja en nuestro trabajo. Quiero pensar que de esto se da cuenta el cliente también, que en vez de confiar en que la persona que contrata para diseñar su marca entienda el mensaje que tanto ha trabajado ya con otro profesional y a su vez una tercera persona entienda el mensaje y la marca para plasmarla en la web, que el proceso sea simple. Creativo. Que todos los involucrados puedan dar su opinión, ser consultados.
Es genial haber aprendido nuevas formas de trabajar durante este año que llevo colaborando en Brand in a Bottle con Kay y Carmen. No sólo he crecido profesionalmente y he replanteado algunos aspectos de mi vida profesional (¡esta entrada es prueba de ello!). También agradezco tener la suerte de poder trabajar a diario con amigas. Los viajes para vernos y las risas en cada sesión de fotos.
¡Muchas gracias, bellas!