Nunca voy a olvidar el año 2020

Muchos de vosotros conocéis nuestra historia. Aún así, hoy creo que es un buen día para recordarla, reflexionarla y así emprender un nuevo rumbo. El año 2020 se está terminando, pero yo me encuentro empezando de nuevo.

Él es Daniel Gramage. A parte de ser uno de los mejores fotógrafos y camaraman (como me gusta llamarle) que conozco, es mi pareja, mi amigo y mi compañero de viaje. Gracias a él, me levanto cada día con fuerza e ilusión por hacer bien las cosas. Porque él es así, no lo sabe, pero es capaz de sacar lo mejor de ti.

El último viaje que decidimos emprender hace ya más de ocho años, no sabíamos que iba a ser tan largo y tan duro. Quisimos ser padres, estábamos decididos a crear una familia bonita, donde los días estuvieran llenos de risas y lametazos de Flan. Pero nos topamos con la infertilidad. Pasó el primer año y empezaron las pruebas médicas y tratamientos. No sabíamos dónde nos estábamos metiendo, pero íbamos a dedicar gran parte de nuestro esfuerzo, tiempo y recursos a averiguar qué estaba pasando. Perdimos muchas batallas en esta gran guerra: 3 abortos, tratamientos negativos, ansiedad… Pero nuestra cabezonería nos ha llevado a ganar la carrera. Gracias a todas las personas que nos habéis acompañado este tiempo. Nunca tendremos suficiente para devolveros tantas horas de compañía, amor, consejos y profesionalidad. El pequeño Joen es el mejor regalo que nos podría dar la vida. Ahora canto desde el amor más profundo esa parte de la canción de Izal que tanto nos ha hecho llorar: «bienvenida a casa, pequeña gran revolución».

Y ha llegado este año 2020, sí, en pandemia mundial. Y nosotros nos reímos. Porque así es la vida con Dani, llena de humor, aún en los momentos más difíciles.

Y en este año también defiendo mi tesis doctoral (¡ya os hablaré de ella cuando la defienda!). Y sí, entre pañales y lactancia exclusiva, acabo de depositar la memoria de la tesis. Siempre comento entre risas que este año 2020 «he parido dos hijos».

Así que ya solo me faltaba que viera la luz «mi trillizo»: la nueva web. Gracias a mi amiga y compañera Marina Rodrigo, ¡finalmente estoy aquí! Ha costado mucho tiempo y esfuerzo, porque siempre es difícil sacar tiempo para una misma… pero creo que ahora mismo, precisamente, es un buen momento. No sé si seré capaz de mantenerla al día, pero al menos puedo mostraros hoy mi realidad.

Gracias y no paremos de crear.

Foto: Jaume y Lorena de Norwud.

 

La vida del freelance nómada

Hoy es un día muy especial para mí por muchas razones. La más fácil de entender es que es mi cumpleaños, eso siempre ayuda. Pero sobre todo porque me doy cuenta de que lo que me prometí que iba a hacer este año se está cumpliendo.

Hace un par de días empezamos Dani, Flan y yo el viaje hacia Dinamarca con nuestra furgoneta Blue Marjal cruzando Europa, de hecho hoy mismo hemos llegado a Troyes.

Esta vida nómada que hemos elegido para cuando las obligaciones no nos atan a nuestra casa ha hecho que mis propósitos sean mucho más fáciles de cumplir si lo miro con perspectiva. En primer lugar, he dejado de a penas ver a Dani por razones laborales, pasar tanto tiempo juntos (y con Flan) como queremos, estemos trabajando o no. Nada tiene que ver con las épocas en las que sólo podíamos disfrutar el uno del otro al final del día cuando ya estábamos los dos demasiado cansados como para pasar tiempo de calidad. Ni siquiera los fines de semana estábamos libres del trabajo.

Y ese es otro aspecto que ha cambiado desde que no he estado quieta: mi trabajo. Tener que estar conduciendo o pendiente de la carretera hace que no haya una tentación de seguir trabajando cuando estoy en “casa”. Me ha ayudado a simplemente priorizar mi trabajo por fecha de entrega. Y sobre todo, trabajar en mis proyectos personales.

Porque aunque también sea un proyecto profesional, mi tesis doctoral es un trabajo que llevo arrastrando demasiado tiempo con el que por fin he conseguido marcarme un horario. Avanzo a un ritmo constante y ha dejado de ser un ruido permanente en mi cabeza en vez de algo que debería estar disfrutando.

Por supuesto, no todo es perfecto en la vida del freelance nómada. Sin ir más lejos, nuestro viaje a Dinamarca debería haber empezado en julio, pero Blue Marjal dijo que antes iba a tener que pasar por el mecánico.

No es agradable quedarte tirada nada más empezar el viaje, pero al fin y al cabo, estos problemas forman parte de él. Hay que solucionarlos según vienen. Porque como ya te he dicho, este era mi año de ir paso a paso, de resolver los inconvenientes según vienen en vez de pensar en los que vendrán.

Y sin duda, este tipo de vida es la que más me está ayudando a cumplir mi objetivo. Sé que no es la vida que le gustaría a todo el mundo, pero cada día me alegro más de haberla elegido.

Empezando el año sin propósitos

Con el año nuevo y la cuesta de enero, lo que suele pasar es que durante un periodo de tiempo cada uno y muchas veces en común, nos ponemos planes, estrategias, objetivos para intentar mejorar cualquier aspecto de nuestra vida. Los propósitos de año nuevo, que los llama todo el mundo. Dejar de fumar, hacer más deporte, trabajar más duro, estudiar idiomas.

Mi propósito de año nuevo es no ponerme ningún propósito este año. Disfrutar de las cosas según vengan, dejar de pensar que lo importante es urgente.

Este año los únicos planes que tengo son con mi pareja, pasar el máximo tiempo juntos y disfrutar de verdad. Abandonar la angustia por tomarme tiempo para mí y dejar de permitir que la agenda me controle.

Por supuesto, esto no significa dejar de tener el control de mi vida ni abandonar mis proyectos. Pero puedo afrontar esos diseños que se han alargado de otra forma, aceptando que no es urgente, que puedo disfrutar del viaje.

Y este año pasado ya me di cuenta de que gran parte de este disfrute lo robaba el tiempo que yo dedicaba a las redes sociales y por suerte, borrar mi perfil de Facebook fue una buena decisión que extenderé a este año e incluso reduciré el tiempo que le dedico a Instagram. No desapareceré, por supuesto, pero reducir el tiempo en esa plataforma me ayudará a enfocar mi vida como yo necesito: Mirando menos y observando más.

Estar menos pendiente del camino que estoy tomando y más de los pasos que doy. Hacer propósitos para este año sería inútil, porque lo que quiero es lo contrario: Aceptar lo inesperado, las nuevas experiencias. Que los retos dejen de ser en lo personal y sean , ¡y a esto tú me puedes ayudar!, en lo profesional.

¿Y tú cómo has empezado este año?, ¿has elegido ponerte propósitos?, estaré encantada de leerte en los comentarios 🙂

Postales: ¿Por qué seguimos enviándolas?

Con la llegada, o más bien auge, de internet había varias posturas con las que era difícil no estar de acuerdo. Una de ellas era que al servicio postal le quedaría poco tiempo de vida. ¿Quién se iba a molestar en mandar cartas, comunicados o postales cuando a través de internet podemos estar en contacto inmediatamente?

Pero lo que no se tenía en cuenta era que lo que en aquella época sería excepcional y nuevo, pronto se transformaría en habitual e incluso cargante.

Para las que estamos acostumbradas a las avalanchas de emails y ya nos agotan las redes sociales, no hay nada que nos alegre más que algo físico, que se ha hecho a mano y con cariño. Por esto, al contrario de lo que se pensaba, no se han dejado de enviar postales ni parece que se vaya a dejar de hacer pronto.

A pesar de que el uso de las postales es un campo poco estudiado, se sabe que la mayoría de las personas de cualquier edad compra o ha comprado postales. Y creo que no es ser muy atrevida si digo que el hecho de que se sigan usando postales físicas hoy en día es porque aunque no seas de esas personas que depende laboralmente de emails y mensajería instantánea, si recibes una entiendes lo que hay implícito: “Esto no es un mensaje más.”

Porque a veces el medio es el mensaje y aunque existan las postales electrónicas, sabemos que no es lo mismo. Antes puede que sí se enviaran postales en vez de cartas por razones estéticas; ese supongo que sería el razonamiento de quien empezase a venderlas de forma electrónica.

Pero hoy en día, aunque se busque que las postales sean bonitas (¡Ese es mi trabajo!), el objetivo es otro. Queremos que no sea un mensaje más. Que el hecho de recibirlo sea en sí algo distinto, fuera de a lo que está acostumbrada la persona a la que se lo envías.

Tal vez porque ya (casi) es Navidad y eso significa para mí hacer los encargos de las postales de felicitación, pero le he estado dando muchas vueltas a esos momentos de más que le dedicamos a la otra persona para no ser una notificación más.

¿Tú también has felicitado las Navidades con una postal?, ¿has dejado de usarlas pero te gustaría recuperar la costumbre?, espero leerte en los comentarios 🙂

Recuperando viejas pasiones y encontrando nuevas

En el anterior artículo te hablé sobre el trabajo que tenemos que hacer cuando nuestra mente no funciona como debería. Y es una posición en la que a nadie le gusta estar, pero una vez allí, somos capaces de salir mejor de lo que hemos entrado.

Algunos de esos pensamientos que te comenté no sólo pueden hacer que nuestra salud mental se resienta. Nos pueden afectar de forma más sutil. Poniendo límites a lo que creemos que somos capaces de hacer y haciendo que se nos olvide por qué seguimos haciendo lo que nos gusta.

En mi caso, dejé de tocar el piano hace demasiado tiempo. Siempre ha sido algo que me ha motivado y de lo que he disfrutado, pero puse demasiadas cosas por delante y lo abandoné hasta convencerme de que era tarde para volver a tocarlo.

Puede que por el trabajo, por nuestras obligaciones, dejemos de lado lo que disfrutamos hasta ni siquiera recordar en nuestro día a día que lo hacíamos. Se queda en un hueco al fondo del cerebro diciéndonos “Tú antes solías hacerlo.” y se transforma en algo negativo, en un sentimiento de culpabilidad en vez de un recuerdo positivo.

Por suerte para mí (y para ti si es tu caso), la solución es muy sencilla: ¡Volver a tocar el piano! Ignorar el no tengo tiempo, el ya no sabré hacerlo y simplemente ponerse a ello.

Pero estos pensamientos negativos no sólo te obligan a dejar de lado aquello de lo que disfrutas, también simplemente te impiden hacerlo en primer lugar.

A mí se me metió en la cabeza que no sabía dibujar. Que era algo para lo que no servía. Y aquí sí es importante aceptar que tal vez sea verdad. Puede que yo no sea la mejor dibujante que ha existido, puede que estés por debajo de la media haciendo algo que te apetece. Pero, ¿y qué? No podemos dejar de lado nuestras aficiones, hobbies, lo que disfrutamos, simplemente por no ser los mejores.

Cuando tienes una profesión creativa se te mete en la cabeza que si no puedes ganar dinero con ello, vale la pena centrarse en tus talentos que realmente vas a poder capitalizar. Yo me centré en el diseño dejando totalmente de lado el dibujo, aceptando que simplemente, no era algo que podía hacer bien. Ese pensamiento hace que nuestro mundo y nuestras posibilidades se estrechen. Y que cuando algo falla en aquello que teníamos por seguro, todo se derrumbe.

Puede que nunca sea la mejor pianista o dibujante que exista. Poco puedo hacer yo al respecto. Pero lo que sí puedo hacer es que esos aspectos de vida dejen de ser límites o pensamientos negativos para ser una válvula de escape y una fuente de diversión.

Estoy segura de que tú también has pensado lo mismo, te ha dado miedo empezar algo o retomarlo porque crees que no podrás, pero te aseguro que si dejas de centrarte en cómo se te da y te centras en cómo te sienta, pensarás que tendrías que haber empezado (o vuelto) antes 🙂

Mindfulness y cuidar tu salud mental

Estos meses se puede decir que no han sido muy buenos. Sé que no es la mejor forma de empezar un artículo después del descanso de verano, pero ya os dije que iba a ser sincera.

Desde hace un tiempo he visto cómo me rompía varias veces y he tenido que ir observando con mucho cuidado qué piezas sobraban cada vez que me reconstruía. Qué me hacía obsesionarme, qué pensamientos me llenaban de rabia o culpabilidad.

Esto es algo para lo que ninguna formación o la sociedad te prepara, luchar contra tus propios pensamientos. Y es un problema para el cual todos deberíamos estarlo, especialmente si trabajas por tu cuenta. No tener a alguien que te mande y aceptes a regañadientes significa también que puedas echarte la culpa de todo lo que te ocurre.

Porque no llega una hora del día en la que puedas pensar “Que le den al jefe, ahora me toca vivir a mí.”, en tu cabeza todo lo estás haciendo por ti. Pero si no ves las señales, puede que dejes de ser tú sin darte cuenta.

Puedes pasar a ser una persona más triste que tú, que no disfruta lo que más te gusta a ti y nunca te va a tener en cuenta para nada, siempre va a priorizar a los demás estés en el estado en el que estés.

MINDFULNESS, CÓMO TE PUEDE AYUDAR

El mindfulness es, probablemente una disciplina demasiado compleja para profundizar en un blog de diseño, pero yo quiero intentar formar parte de ese cambio que sí haga consciente a la gente de cómo nos afectan nuestros pensamientos.

Aunque cada vez a menos gente la meditación le parece un tema ajeno y extraño, la atención plena (traducción de mindfulness) poco a poco está ayudando a que estas prácticas entren en la normalización para tratar ciertos problemas.

Ya sea por su efectividad o porque está claro que suena mejor que terapia cognitivo-conductual, el mindfulness está ayudando a mucha gente (incluyéndome a mí) a ser conscientes de los pensamientos que nos hacen daño, a observarlos, dejarlos pasar e incluso conseguir evitarlos.

Tanto si estás en una situación parecida como si no tienes ningún problema de salud mental, conocer estos conceptos es importantísimo para tener más seguridad en todo lo que haces. Si estás aquí es probable que hagas alguna actividad creativa y tanto el mindfulness como tener un conocimiento básico de psicología cognitiva, van a ayudarte a ello, sea cual sea tu situación.

Del mismo modo que sabemos que debemos tener una postura correcta y mantenernos hidratados al trabajar, tiene que empezar a ser conocimiento básico qué pensamientos son peligrosos, qué inseguridades son irracionales y cuándo nos ponemos más culpa de la que deberíamos sobre nuestras espaldas.

Lo más común no debería ser conocer estos conceptos cuando ya te desespera no saber qué hay mal dentro de ti, sino que fuesen los primeros recursos a los que acuden los profesionales y artistas.

Espero que este texto haya ayudado un poco a que sea así. Si tú también tienes una historia parecida con el mindfulness, me encantaría escucharla. Y si no es así y quieres saber más sobre este tema, te puedo ayudar en los comentarios con cualquier duda que tengas 🙂

Un lunes cualquiera

No, no todas las semanas empiezan con un lunes maravilloso lleno de energía, un buen desayuno, ejercicio y meditación. No, no siempre todo es tan idílico.

Hay lunes en los que una mala noticia te llena de negatividad. Hay lunes en los que tocas fondo.

Ese fue el lunes de mi semana.

Este lunes hemos ido a la clínica donde mi pareja y yo decidimos hacernos el tercer tratamiento de fertilidad. Después de hacer y pagar un estudio de selección de esperma y un estudio DGP (análisis genético) pudimos averiguar que los embriones que generamos suelen tener aneuploidies complejas.

Sí, muchos habréis escuchado lo de “incompatibilidad genética”. No me gusta decir que Dani y yo somos incompatibles, ¿cómo puede ser que dos personas que se quieren tanto como nosotros puedan ser incompatibles?

Bueno, me costó un tiempo y ansiedad asimilar que después del tratamiento había un embrión neuploide (sano) al que llamamos Vikingo porque quedó congelado esperando su siguiente ciclo.

El día de la transferencia fueron todo nervios: que se descongele correctamente, que continue estando bien, que vaya bien la transferencia. Y todo fue bien. Hasta este lunes, cuando la prueba de embarazo nos dice que no se ha implantado correctamente.

Después de tres abortos espontáneos, creo que era la peor noticia que podíamos recibir. Nada nos hacía pensar que eso podría pasar. ¡Si he tenido que pasar por cuatro legrados en los anteriores abortos!, ¡¿cómo es posible?! Pero como siempre, no hay respuesta. No hay explicación.

Y estoy cansada de no tener explicación ni respuesta para lo que me pasa, así que después de la noticia, Dani y yo salimos a correr a la montaña. Fuimos a respirar. A volver a encontrarnos. Y así fue, no pienso terminar la semana como la he comenzado.

Ya no sé si quiero continuar pensando en mis hijos, creo que no. No por ahora. No he tirado la toalla, simplemente ahora no puedo dar mi 100% a esto como he hecho los últimos 6 años. Ya no puedo más. Quiero irme lejos y desaparecer. Dedicarme a mí y a mi pareja. Sí, quiero vivir, pero quiero hacerlo con todas las letras.

¡Felices Fiestas!

Este año ha sido un año de montaña rusa… pero ¡¿qué año no lo es?! Al final siempre andamos luchando por mil causas, intentando mejorar en todo, lo personal y lo profesional, poniéndonos retos y alcanzando metas poco a poco. Y el año pasa así de rápido.

Por eso, solamente quiero deciros GRACIAS a todos aquellos que dedicáis un ratito de vuestro día a enviarme un mensaje, a sacarme una sonrisa o echar un paseo por la web 😉

Os deseo lo mejor para el próximo año. O por lo menos, que disfrutéis del camino.

«THIS IS A PRINTING OFFICE»

Sí, he estado unos meses desaparecida y os debo una disculpa. Pero cuando os cuente el por qué, seguro que me perdonáis…

Me he estado enamorando. Como lo leéis. Me he dejado enamorar cada día por mi trabajo, por el diseño gráfico, por la tipografía, por enseñar a mis alumn@s algunas cositas sobre diseño y creatividad, por encontrarme con la historia… Y aquí es donde hoy quiero compartir con vosotros un poco de ella: Beatrice Warde. Escritora, educadora y tipógrafa. ¡Fue de hecho la primera mujer miembro de la Type Directors Club de Nueva York! que este año a lanzado una beca en su honor. Su larga carrera como tipógrafa se desarrolló en Monotype Corporation, pero empezó bajo un pseudónimo masculino, Paul Beaujon, por temor a no ser considerada de forma respetuosa dentro del mundo de la imprenta de principios del siglo XX.

Un historia emocionante, una de esas mujeres referentes, con fuertes valores y apasionada por lo que hacía, en la que te ves reflejada en ciertos aspectos y en otros te encantaría parecerte a ella.

Os dejo que se os pongan la carne de gallina al leer su famoso póster «This is a printing office»:
beatrice-warde
Photo: 31point1